viernes, 5 de enero de 2007

Era un dia de calor

Era un día de calor , seco y eternamente aburrido. Yo estaba sentado en un banco de una parada de ómnibus, mirando distraídamente lo que pasaba a mi alrededor. La gente iba y venía con sus rostros serios y cansados , un perro solitario paso a mi lado a los saltitos y olfateando cada mancha que veía retratada en las paredes del vecindario. Pero lo que más me llamo la atención , fue ella , resaltaba entre sus compañeras , era grande , opulenta y se adivinaba apetecible, su color y sus formas prometían un paraíso de sabor y placer. No podía desviar mi mirada de ella, no sé por qué milagro en mi boca sentía de ya su gusto, y en mi mente se formaban imágenes del deseo que sentía en ese momento , mis dedos palpaban sus formas y la suavidad de su piel . Ella era ideal para una noche de verano. Me levante empujado por sádicos pensamientos, sin sentir el calor ni el cansancio que me invadía hacía unos instantes , me acerque muy lentamente sin poder desviar mi mirada ni mis pasos hacia donde ella estaba. Por contra, ella seguía inmutable, quieta y fresca, como esperando a mi suerte . Me acerque hasta dejar unos veinte centímetros de distancia entre nosotros, donde alcance a ver cada poro de su piel, y sentí su fragancia que me envolvió sin ningún recato. Estire mi mano y acaricie muy suavemente sus formas, mis dedos recorrieron libidinosamente sus curvas, mi boca se humedecía queriendo sentir su interior con su frescura. La levante presionando sus deliciosas formas en un arrebato de locura y excitación, la separé de sus compañeras y la envolví con mis manos , mis labios rozaron su piel y sentí su embrujo calándome hasta lo más profundo de mi ser . Estaba tan embelesado que no sentía nada del exterior , nada existía para mí en ese momento, ni el ruido de los motores de los automóviles, ni el susurro de los zapatos al rozar la acera, ni las voces de los pasantes. Todo estaba a punto y no podía dejar pasar ni un segundo más, todo mi cuerpo adivinaba el desenlace , con la decisión de un loco o un inconsciente, abrí mi boca e introduje una parte de su ser, mis dientes entraron en su carne y mi lengua sintió su sabor fresco y sabroso. El placer y la dicha llegaron con la realidad del momento. Cuando termine con ella empezó a ver el mundo diferente , saque de mi bolsillo unas monedas y le pague la deliciosa pera que acababa de comerme al proveedor y me fui contento y feliz pensando con maldad que nueva travesura haría mañana si el día se presentaba caluroso , seco y aburrido como hoy. 
 Leonardo

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