miércoles, 18 de abril de 2007

Hoy la vi

La descubrí entre la gente, nada en ella me era extraño, conocía
perfectamente su forma de caminar , sus movimientos armónicos y hasta el ruido de sus pasos . Verla de nuevo , fue el anhelo de tantas noches el deseo de tantas horas, aunque no fuera como en mis sueños .
Maldito el tiempo que arrugo su cara , maldito los días que cansaron sus ojos, maldita las penas que inclinaron su cabeza .
Se dirigió con pasos resueltos a la casa de Dios, la armonía de su cuerpo seguía las campanadas anunciando la misa de 11, el aire jugaba con el velo que cubría su cara , sus manos apretaban el misal contra su pecho, su arrogancia había desaparecido, su orgullo no se adivinaba ni en su vestimenta, su alegría y ansias de vivir ya no contagiaba desde la distancia como antes.
Que senderos marcaron su existencia, cuantos cambios sufrió la musa que me hizo perder la cabeza, jamas me imaginaria que la vida me la mostrara de esta forma, ella , la dueña de todos mis sueños pecaminosos, caminaba humilde y piadosamente como una santa olvidada, con la cabeza gacha y la mirada fija.
Que extensos pueden ser los segundos al mirar la realidad y despertarse al entendimiento, ella, ahí, dirigiéndose a rezar, a expirar sus culpas, y yo, aquí, harapiento, mendigando en la puerta de la casa de los piadosos, sabiendo que de los arrepentidos puede haber perdón , pero no esperanza.

Leonardo