sábado, 24 de enero de 2009

La Maldición

La cabeza me pesaba y no podía controlarla, en un intento para ponerla derecha el cuerpo me quedó desgarbado y sin control, al querer mantener el equilibrio el codo se estiró mas de lo deseado ya le dio un golpe a la botella de whisky , que fue a parar al suelo haciéndose añicos y perdiendo lo poco que me quedaba de alcohol , ya sin la medicina contra olvido dejé la cara contra la mesa . con los ojos cerrados y la boca abierta , derramando saliva. Me adormecí por un rato y me desperté sobresaltado por el ruido de un bocinazo que llegaba de la calle , me asaltó a la idea del porque estaba en esta situación , de como llegue a estar tan defenestrado de la sociedad .
Todo empezó en una noche de fiesta, íbamos con Joselo y Patricio , habíamos recorrido todos los boliches de puerto Príncipe en Haití, y a las 4 de la mañana ya habíamos escabiado mas alcohol que un tonel de ron. Habíamos llegado hasta la dársena y desde allí veíamos el faro, nos sentamos cantando viejas canciones filibusteras y recordando viejos amores, hasta que de la nada apareció una diosa con una blusa escotada que nos dejó tartamudeando y la vista fija. Se sonrió y se acercó a nosotros con paso firme, Joselo la invitó a tomar de nuestro whisky y ella mirándonos con ojos de fuego nos dijo, dentro de tres días los tres serán mios, primero me llevaré a ti, (señaló a Jeselo) luego a ti, (señaló a Patricio) y luego vendré por ti y me señaló a mi clavandome una mirada que me congeló. Nos miramos entre nosotros hasta que Joselo lanzó una carcajada diciendo entre risas
-juaaaas yo voy a mojar primero !
Y cuando buscamos a la mina , no había nadie, nos mirábamos y nos preguntábamos , existió ? había una diosa allí ? no podía ser una ilusión colectiva ? nos entró un miedo repentino , así que nos levantamos y nos fuimos en busca de un lugar abierto para comprar mas trago y olvidar el incidente, pero al encontrar un bar abierto , Patricio empezó a contar lo que nos había ocurrido, y allí fue que el patrón del bar y un cliente , al escuchar la historia abrieron grande los ojos y con cara muy asustado nos dijeron que teníamos que ir a lo de la vieja Rosenda a que nos bendiciera , que lo que habíamos visto era la misma muerte que nos venía a buscar, que teníamos que dejar bendecirnos para que el contrato que había en contra nuestra se rompiera y pudiéramos salvarnos. Ante tan grande peligro la reacción de Joselo fue una carcajada de muerte, si de muerte , y muerte rápida, fue tal el espasmo de su risa que se ahogo y al tratar de respirar vomitó ahogandose en su propio vómito, quién sería capaz de hacerle un boca a boca para salvarlo ?
Cuando llegó la policía a levantar el cuerpo , Patricio y yo recibíamos el consuelo del patrón del bar con unos mojitos y entre la tristeza de la perdida del amigo y el pedo que teníamos , era imposible que la policía creyese en la maldición de la diosa del puerto, pero por las dudas . decía el patrón del bar, por que no mejor nos íbamos a lo de la Rosenda.
Esa noche después de enterrar a Joselo, fuimos con Patricio a descargar las penas , y adonde mejor que un bar ? Tomamos hasta que nos echaron, salimos del local tambaleando y agarrándonos entre nosotros, así fuimos a parar nuevamente al puerto, no se por que o como terminamos allí, la cosa que Patricio cuando reconoció en donde estábamos empezó a llamar a la diosa y a putiarla por haberse llevado a nuestro amigo, con tal vehemencia y descontrol que en un descuido se tropezó y se fue de cabeza al mar , quedé atónito , cuando logré reaccionar y acercarme al muelle ya no se oía ni se veía nada, esperé un rato en silencio y como seguía el silencio absoluto, acepté la maldición de la diosa y me fui a casa tambaleando, decidido a tomarme hasta el mercurio cromo del botiquín.
Ya era el tercer día desde la aparición, aquí estaba recluido esperando, abrazado al whisky, resignado a mi destino, sin preguntarme porque no había buscado a la Rosenda.

 

Leonardo

 

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