lunes, 12 de julio de 2010

El pequeño escritor

No había casi luz en el orfanato, pero el seguía escribiendo escondido en lo más alejado de la biblioteca, escribía como poseído, línea tras línea esculpiendo con carbón la voz del alma, en cada frase escapaba al viento sus pensamientos, en cada bloque empezaba y terminaba su fantasía con variados personajes y decenas de colores, afuera no había tiempo , ni frío, ni calor , ni sombra, ni luz, Todo salía en rápidos movimientos para plasmar en el papel lo que jamás había vivido, pero que mil veces había creado en los cielos del ensueño . El celador lo encontró en cuclillas escribiendo con expresión variante según lo que en sus escritos realizaba, no vio cuando el celador se acercó y con el bastón le golpeó en la cabeza, con tan mala fortuna que le quebró el cráneo, Cayó el malogrado escritor con una sonrisa furtiva, había escapado en la muerte con sus historias inconclusas , llenas de sueños perennes , la vida no le dio más de 10 años , pero su fantasía lo lleno de algarabía por el valor de mil.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Noches de soledad en un lúgubre recinto en donde solo una luz tenue fue capaz de contemplar la pureza, la inocencia, la sensibilidad… y ser testigo de las dotes literarias de un pequeño escritor. La oscuridad se presenta sin piedad en las noches de soledad, se relajan los sentidos, aquel pequeño infante busca tener un encuentro con sí mismo. Papel y carbón en mano, se acondiciona al cuerpo, la silencio es absoluto, el niño silente, el lugar es frio, pero aquel pequeño es capaz de hacer de esa biblioteca del orfanato un lugar cálido, con luz, con color, con ilusión y mucha fantasía, la que le permite idealizar el lugar con ideas que brotan de una hermosa imaginación. El pequeño era seducido por su imaginación que le permitía crear un hermoso universo imaginativo, creando personajes del ambiente, lugares míticos y fantásticos. Estos personajes le acompañan en su viaje narrativo quiénes son sus fieles amigos todas las noches de soledad y como viejos amigos le visitan siempre, cautivados por su narrativa. La felicidad que añora aquel pequeño niño es tan fugaz como el viento, entre líneas dibuja a sus amigos que le acompañan siempre para no permitir borrar los recuerdos de la vida y no dejar que nadie arrebate sus ilusiones ni su fantasía. Se acobija con sus palabras, como una manta tejida en la que se acuesta a pensar, a escribir, a reír, llorar… con sus amigos y se envuelve nuevamente en aquel universo que solo existe en su mente. Los amigos no quieren dejar solo al pequeño ilustre escritor porque temen que pase al olvido sin poder ver la luz y aquellas hermosas aventuras de su narrativa queden flotando entre las tinieblas de la oscuridad y morir como un día olvidado. Aquella noche oscura, escondía a un pequeño niño quien era libre al escribir pero a la misma vez perdía su libertad frente a un papel y una tiza de carbón. Esa noche un celador sin conciencia, apago la única luz de aquel lugar, la única ilusión… y toda la fantasía que aquel pequeño niño creo para soportar su triste, oscura y desolada realidad. Fue arrebatada de un golpe letal, sus amigos gritaban, si te vas moriremos de pena, dolor, porque siempre estaremos extrañándote sin poder ver la luz, si ti moriremos. Aquel inocente chaval no tuvo tiempo de despedirse de sus amigos pero al irse se llevo consigo todas las ilusiones, la esperanza, la fantasía… de haber creado un mundo mejor. Las letras gritaban justicia, el lápiz era incapaz de escribir y describir la imagen de aquel celador que arrebato la inocencia, la pureza… la prodigiosa imaginación de aquel pequeño escritor.
La oscuridad, la noche y la soledad fueron testigos silenciosos de la partida de aquel pequeño niño que hizo de la noche y la oscuridad un hermoso jardín de ensueños llenos de vida, color, ilusión y mucha fantasía. Los testigos silenciosos lamentan su partida porque la luz ya no reflejara la sombra que se ocultaba en la oscuridad, las letras lloran, las envuelve la oscuridad de la noche y el lápiz no es capaz de hacer una denuncia, desea acabarse para ya no sentir más. Aquel pequeño escritor era capaz de reinventarse, de innovarse, aun en la oscuridad de la noche, en la soledad y aunque escribía para sí mismo, se arropo de demasiada fantasía para soportar su triste realidad. Perdieron al amigo y lloran su partida porque han perdido a su pequeño escritor que a tan corta edad alzo su vuelo hacia el cielo de la literatura.