jueves, 8 de abril de 2010

Desde mi ventana

Desde mi ventana veo la primavera reinar con alegría, el sol nos regala con su resplandor, vitalidad, y optimismo, los pájaros flirteando en raudos vuelos, las flores desplegando su belleza, el verde se impone en el jardín. Hoy la conocí . Desde mi ventana veo el verano , el calor agobia, el cielo se ve más claro, todo es vacación y tranquilidad, las chicharras regalan su melodía. Ella me ama y llena toda mi cama, mis pensamientos y mi vida. Desde mi ventana veo el otoño, las hojas cambiando su color y lanzándose al viento, el aire llega en refrescante ambiente, el camino de pasto se tiñó de amarillo, y las huellas de ella no quedaron marcadas cuando se marchó. Desde mi ventana veo el invierno, las nubes se instalaron en mi cielo, los árboles están desnudos, el marrón se adueñó del paisaje, hay soledad en la calle, en mi alcoba , en mis sábanas, y en mi alma. Ella no volvió

Leonardo

1 comentario:

Anónimo dijo...

Todos los días desde mi ventana, con una copa de vino en mi mano veo como transcurre el tiempo. El sol refulgente viste a la primavera de hermosos colores, un día particularmente así de soleado la conocí a ella y se convirtió en mi flor predilecta, en mi jardín delicioso del amor. Llego el verano, la rica brisa del mar, su sonrisa de diosa cautivaba mi mis sentidos, me recreaba es su lindos ojos, sentía envidia de la risa que acariciaba su cabello, ella era de mi corazón la rosa mas deleitable, mi pensamiento era ella, mi vida era ella, mi amor era ella… mi todo. Se presento el otoño, las hojas de los arboles caían, los pétalos de las flores se desprendían sin tocar el suelo, volaban sin rumbo, el viento que soplaba era áspero, se marchitaba mi jardín, el arroyo se seco, mi corazón sollozaba, un presentimiento, un mal presagio, mi alma languidecía, me agobio el otoño… ella se marcho. Desventurado otoño es difícil vivir sin ella, tan difícil que me siento morir. Y no sé si habrá otro corazón que logre quitar ese dolor que aun esta. El invierno no se hizo esperar, los días grises llegaron a mi ventana, las noches frías despedazaban mi poca dignidad, la soledad se apoderaba de mi mente, mi corazón clamaba piedad… no podía olvidar que la ame, no podía olvidar nuestro amor, aunque sabía que todo se había terminado, aunque el otoño me la arranco sin piedad, es difícil pensar que no estás aquí mi amor. Hoy siento hastió al ver transcurrir las cuatro estacones del año, me quise apoderar de la primavera y el otoño, pero ella me los arrebato también, mis recuerdos, mis pensamientos, mi vida… todo se lo llevo ella. Hoy la veo en las aves del cielo, la veo en los peces del mar, la veo en las flores, la veo en las estrellas del cielo, la veo en los montes, la veo en la montaña, la veo dentro de mí, la veo libre pero yo sigo prisionero de su amor… pienso siempre en ella, mi formula de amor… y no la puedo olvidar porque yo la amo. Sus huellas se perdieron en el otoño pero no en mi pensamiento, las estaciones del año se llevaron los días más felices de mi vida, dejando mi alma fría y mi vida desolada. Hoy deseo que la primavera y el verano sean cómplices de nuestro amor y que el otoño y el invierno pidan perdón y quisiera que ella escuchara la oración que brotara de mi corazón; ¡¡TU y YO, un NOSOTROS por siempre y para siempre!! My dolor y soledad es latente, ella no volvió, ella ya me olvido. Pero al menos en mí, no se murió el amor.